La responsabilidad civil de productos está dirigida a empresas que fabrican o comercializan productos, como alimentos, herramientas o medicamentos. Su función es cubrir los daños que estos productos puedan causar a los usuarios o a cualquier otra persona afectada.
Por otra parte, la responsabilidad civil de post-trabajos cubre los daños ocasionados después de realizar una instalación, reparación o cualquier otro trabajo. Por ejemplo, si un fontanero instala una tubería defectuosa y, meses después, provoca una inundación en el piso inferior, o si una pieza mal montada en una máquina daña las existencias de una empresa.
Ambas coberturas son clave para garantizar la protección integral de tu empresa frente a posibles reclamaciones derivadas de productos defectuosos o trabajos realizados.