Cinco riesgos de ciberseguridad que un seguro mitiga

Cinco riesgos de ciberseguridad que un seguro mitiga
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Cinco riesgos de ciberseguridad para empresas en 2025 y cómo mitigarlos con un seguro

En el panorama digital de 2025, las empresas se enfrentan a amenazas cibernéticas cada vez más sofisticadas y frecuentes. Un reciente informe global reveló que un 72% de los líderes en ciberseguridad percibe un aumento de los riesgos cibernéticos organizacionales, con el ransomware destacado como la principal preocupaciónes Además, casi la mitad de las organizaciones expresa inquietud por el uso malicioso de la inteligencia artificial y más del 40% sufrió ataques exitosos de ingeniería social en el último año. Ante este panorama, es fundamental conocer los 5 principales riesgos cibernéticos para las empresas en 2025 y entender cómo un seguro cibernético puede ayudar a mitigar el impacto de estos riesgos en el negocio. A continuación, desglosamos cada amenaza y la forma en que una póliza de ciberriesgo brinda protección en cada caso.

Ransomware y extorsión de datos

El ransomware continúa encabezando la lista de amenazas en 2025. Se trata de malware que cifra los datos de la empresa y exige un pago (rescate) para liberarlos. La tendencia reciente ha ido hacia ataques de “doble extorsión”, donde además de cifrar la información, los delincuentes amenazan con divulgar los datos sensibles robados si no se paga el rescate. Este tipo de ataques no solo interrumpe las operaciones al dejar inaccesible la información, sino que puede causar graves pérdidas financieras y de reputación. De hecho, se estima que el ransomware fue responsable de 60% del valor de las grandes reclamaciones de ciberseguros en la primera mitad de 2025, reflejando su posición como la amenaza cibernética número uno para las empresas. Los ciberdelincuentes han focalizado sus ataques no solo en grandes corporaciones, sino cada vez más en pymes menos preparadas, aprovechando cualquier brecha de seguridad para obtener ganancias rápidas.

¿Cómo mitigan los riesgos de ciberseguridad un seguro?

Un seguro cibernético (o póliza de ciberriesgo) puede ser el salvavidas financiero cuando una empresa sufre un ataque de ransomware. En primer lugar, estas pólizas suelen cubrir los costos de extorsión: es decir, ayudan a la organización a cubrir el pago del rescate exigido o los gastos asociados a la negociación con los atacantes. Además, el seguro financia la respuesta técnica especializada, incluyendo servicios de informática forense para identificar cómo ocurrió la intrusión y erradicar el malware. Otro aspecto crucial es que la póliza indemniza las pérdidas por la interrupción del negocio durante el ataque. No hay que olvidar que cada minuto de sistemas caídos se traduce en pérdidas; de hecho, la interrupción operativa representa más del 50% del valor de las pérdidas en incidentes cibernéticos. Gracias al seguro, la empresa puede recuperar la facturación perdida en ese periodo, minimizar el impacto en su flujo de caja y recibir asesoramiento experto para restaurar sus sistemas lo antes posible. En resumen, frente al ransomware un seguro cibernético protege el patrimonio de la empresa y aporta expertos en gestión de crisis, permitiendo mitigar tanto el costo económico directo como las consecuencias operativas de este ataque.

Phishing y ataques de ingeniería social

El phishing y otras formas de ingeniería social siguen siendo una de las principales vías de ataque en 2025. Mediante correos electrónicos engañosos, mensajes de texto (smishing) o incluso llamadas telefónicas, los atacantes se hacen pasar por entidades confiables para manipular a empleados y obtener sus credenciales, datos confidenciales o incluso transferencias de dinero no autorizadas. Estas tácticas se han vuelto más personalizadas y convincentes: los delincuentes aprovechan datos robados previamente y herramientas de IA (como deepfakes) para crear mensajes altamente creíbles dirigidos a personas específicas. Como resultado, más del 40% de las organizaciones mundiales reportó haber sufrido algún ataque exitoso de ingeniería social en el último año. El impacto de un phishing exitoso puede ser grave: desde la compromiso del correo empresarial (BEC), donde se falsifica la identidad de directivos para solicitar pagos fraudulentos, hasta intrusiones masivas en la red corporativa.

¿Cómo lo mitiga un seguro cibernético?

Aunque la concienciación y la formación del personal son la primera línea de defensa contra el phishing, un seguro cibernético aporta una capa adicional de protección cuando estas defensas fallan. En caso de que un empleado sea víctima de un engaño y ello provoque un incidente, la póliza cubrirá los costes de respuesta: por ejemplo, gastos de investigación del fraude, contratación de expertos en seguridad para contener la intrusión y restaurar sistemas afectados. Si el ataque de ingeniería social deriva en un robo de fondos (como transferencias fraudulentas inducidas por un correo falso), muchas pólizas modernas incluyen cláusulas de cobertura contra fraude electrónico. Esto significa que el seguro puede indemnizar el dinero perdido por estafas de phishing o BEC, protegiendo así el balance financiero de la empresa. Adicionalmente, la póliza podría cubrir la asesoría legal necesaria si hubiera implicaciones jurídicas (por ejemplo, si datos de terceros se vieron comprometidos). Cabe destacar que las aseguradoras, al suscribir la póliza, suelen requerir ciertas medidas preventivas (como autenticación multifactor y protocolos de verificación) para minimizar el riesgo de phishing. Cumplir con estas medidas no solo reduce la probabilidad de sufrir un ataque, sino que en caso de ocurrir, garantiza que la empresa esté respaldada por el seguro para absorber las pérdidas y recuperarse rápidamente del incidente.

 Brechas de datos y robo de información sensible

Las brechas de datos continúan a la orden del día, ya sea por ataque dirigido (hackeo), malware, error humano o incluso por una amenaza interna. En 2025, con la creciente cantidad de información que las empresas gestionan, el robo de datos personales o confidenciales puede ocasionar daños enormes. No solo hablamos de la pérdida de confianza de los clientes y daño reputacional, sino también de sanciones regulatorias. La legislación de protección de datos (como el RGPD en Europa) impone multas severas en caso de filtraciones de información personal. El coste promedio global de una brecha de datos ha alcanzado niveles récord, alrededor de 5 millones de dólares en 2024 según estudios recientes— considerando los gastos en notificación a afectados, investigaciones forenses, recuperación de sistemas y potenciales demandas. De hecho, uno de cada tres CEO a nivel mundial señala el robo de propiedad intelectual y el ciberespionaje como preocupaciones clave en ciberseguridad, lo que evidencia la importancia crítica de este riesgo.

¿Cómo lo mitiga un seguro cibernético?

Un seguro cibernético está diseñado precisamente para ayudar a las empresas a sobrellevar el impacto de una brecha de seguridad o fuga de información. En primer lugar, la póliza cubre los gastos de gestión de incidentes: esto incluye la contratación de expertos en seguridad para cerrar la brecha, realizar análisis forense y reparar las vulnerabilidades explotadas. También suele cubrir los costes de notificación a los clientes o afectados, algo obligatorio por ley tras ciertas brechas, así como los servicios de monitoreo de crédito o protección de identidad que la empresa ofrezca a víctimas de datos personales comprometidos. Crucialmente, el seguro cibernético brinda cobertura de responsabilidad civil frente a terceros. Es decir, si clientes, socios u otras partes afectadas presentan demandas o reclamaciones por los perjuicios sufridos a raíz de la brecha, la aseguradora asume los costos legales y compensaciones hasta los límites establecidos. Esto protege a la empresa de tener que pagar de su bolsillo indemnizaciones potencialmente millonarias. Adicionalmente, muchas pólizas contemplan la cobertura de multas y sanciones regulatorias (cuando la ley lo permite), mitigando el golpe financiero de posibles penalizaciones por incumplimiento normativo. En suma, ante un robo de datos, el seguro cibernético actúa como red de seguridad financiera y operativa: aporta fondos para manejar la crisis, cubre la responsabilidad ante terceros y ayuda a la organización a recuperarse con mínimo daño a su continuidad y reputación.

Ataques a la cadena de suministro y terceros

Los ataques a la cadena de suministro se han convertido en una seria amenaza emergente. En estos casos, los ciberdelincuentes no atacan directamente a la empresa objetivo, sino que comprometen a un proveedor o socio tecnológico para infiltrarse. Ejemplos sonados incluyen incidentes como Kaseya, SolarWinds o Codecov, en los cuales al vulnerar el software o servicios de un proveedor, miles de compañías clientes se vieron afectadas en cascada. El riesgo de estos ataques es que no solo dañan al proveedor infiltrado, sino también a las empresas que dependen de él. En 2025, con ecosistemas empresariales tan interconectados, una falla en la ciberseguridad de un tercero puede traducirse en brechas masivas, malware propagado por actualizaciones de software, o interrupciones de servicios críticos para la operación. Asimismo, las empresas enfrentan retos para verificar la seguridad de todos sus contratistas y software de terceros, lo que deja ventanas de entrada que los atacantes explotan. Los gobiernos y reguladores están comenzando a exigir controles de seguridad más estrictos a proveedores justamente por el impacto sistémico de estos incidentes. En definitiva, la cadena de suministro digital se ha vuelto un eslabón vulnerable que puede generar efecto dominó de ciberataques.

¿Cómo lo mitiga un seguro cibernético?

Si bien la prevención proactiva (auditorías de seguridad a proveedores, cláusulas contractuales, etc.) es clave para manejar el riesgo de terceros, un seguro cibernético añade una capa importante de resiliencia. Cuando un ataque a un proveedor termina afectando a la empresa asegurada, la póliza puede activarse para cubrir daños similares a los de cualquier otro ataque directo. Por ejemplo, si la intrusión a un tercero resulta en una brecha de datos en la empresa (a través de credenciales robadas o software comprometido), se aplican las coberturas de respuesta y responsabilidad civil mencionadas en el punto anterior. Asimismo, si el ataque provoca una interrupción de servicio (imaginemos que cae un servicio en la nube vital por un incidente del proveedor), el seguro cibernético puede compensar las pérdidas por la paralización del negocio y cubrir los gastos extra en los que incurra la empresa para restablecer operaciones. Un aspecto valioso es que algunas pólizas incluyen cobertura de terceros en doble vía: no solo protege a la empresa asegurada, sino que extiende protección a clientes de esta en caso de que un fallo de seguridad en la empresa les cause pérdidas. En contexto de cadena de suministro, esto significa que si nuestra empresa es la que sufre una intrusión que acaba perjudicando a otra compañía en la red de negocio, el seguro también responde a esas reclamaciones de terceros. En resumen, frente a las amenazas de la cadena de suministro, el seguro cibernético actúa como escudo financiero tanto para impactos directos como colaterales: garantiza que, aunque la falla se origine externamente, la empresa afectada pueda afrontar los costos de la interrupción y cualquier responsabilidad derivada sin comprometer su estabilidad.

Interrupción del negocio por ataques (ej: DDoS)

Más allá de los ataques orientados a robar datos o dinero, muchas empresas temen los ataques cuyo objetivo principal es causar interrupción operativa. Un ejemplo típico son los ataques de Denegación de Servicio Distribuido (DDoS), en los que los atacantes saturan los servidores o redes de la empresa hasta dejarlos fuera de servicio, impidiendo la continuidad del negocio. En 2025, con la dependencia creciente en sistemas en línea, un ataque DDoS puede significar que una tienda virtual no pueda procesar ventas durante horas, o que los empleados no tengan acceso a sistemas críticos. Otras fuentes de interrupciones cibernéticas incluyen fallos técnicos graves, malware destructivo que borra datos, o incluso sabotaje interno. Según encuestas, un 45% de los líderes en ciberseguridad señalan la interrupción operativa como una de sus mayores preocupaciones actuales. Y no es para menos: cada hora de caída puede costar miles de euros en ventas perdidas, penalizaciones contractuales y daño de imagen. Recordemos también que algunos ataques mencionados previamente, como ransomware o cadenas de suministro, traen consigo parálisis del negocio mientras se solucionan. La habilidad de una empresa para sobrevivir a una interrupción prolongada depende de sus planes de contingencia… y de tener respaldo financiero para soportar el temporal.

¿Cómo lo mitiga un seguro cibernético?

La cobertura de interrupción de negocio es una de las piezas centrales de un buen seguro cibernético. Si un ataque DDoS u otro incidente deja inoperativa la infraestructura de la empresa, la póliza provee una indemnización por la pérdida de ingresos sufrida durante el periodo de inactividad. Esta compensación permite pagar gastos fijos (nóminas, alquileres, etc.) aunque la actividad esté detenida, evitando un impacto irreversible en la empresa. Además, el seguro cubre los costes de recuperación: por ejemplo, gastos para reforzar la capacidad de la red tras un DDoS, contratación de proveedores alternativos temporales, o restauración de datos respaldados en caso de pérdida. Cabe destacar que este tipo de cobertura se activa no solo en ataques maliciosos, sino también ante ciertos fallos sistémicos cubiertos (por ejemplo, un error de software crítico que resulte en downtime, según las condiciones de la póliza). Por supuesto, cada aseguradora define condiciones y tiempos de espera (franquicias temporales) antes de indemnizar, pero en general el objetivo es minimizar el impacto económico del tiempo fuera de servicio. En muchos casos, la aseguradora también ofrece asesoría en continuidad de negocio, ayudando a la empresa a establecer planes de respaldo y a mejorar su resiliencia. Esto refleja cómo el seguro cibernético, más allá de pagar por las pérdidas, actúa como socio en la gestión del riesgo, garantizando que incluso si ocurre una interrupción grave, la empresa podrá recuperar su operatividad sin quedar financieramente comprometida.

 

Conclusión: Preparación y protección integral

En conclusión, los riesgos cibernéticos para las empresas en 2025 —ya sea ransomware, phishing, brechas de datos, ataques a terceros o interrupciones operativas— no deben tomarse a la ligera. Cada amenaza puede afectar seriamente tanto la continuidad del negocio como sus finanzas y reputación. Por ello, las organizaciones deben enfocarse en la prevención (mejorar su ciberseguridad, formar a sus empleados, asegurar sus sistemas) y al mismo tiempo en la protección financiera ante lo inesperado. Aquí es donde un seguro cibernético juega un rol fundamental: tal como otras pólizas protegen contra incendios o desastres naturales, el seguro ciber protege a la empresa de los “desastres digitales” cubriendo pérdidas directas y de terceros.

Vale la pena mencionar que contratar un seguro cibernético suele venir de la mano con mejoras en la postura de seguridad, ya que las aseguradoras exigen buenas prácticas (antivirus, copias de seguridad, controles de acceso, etc.) antes de brindar cobertura. Esto, a su vez, reduce la probabilidad de sufrir un ataque exitoso. En definitiva, combinar medidas de ciberseguridad sólidas con una póliza de seguro especializada crea un escudo integral: por un lado se disminuye el riesgo de incidentes y por otro, si estos ocurren, la empresa cuenta con respaldo para sobreponerse rápidamente. En la era digital actual, esta estrategia dual de prevención + transferencia del riesgo es la clave para mantener el negocio seguro, resiliente y preparado frente a los desafíos cibernéticos de 2025.

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